03 febrero 2011

DESDE EL CONGRESO DE SITGES. HAGAMOS BALANCE

Ahora que las circunstancias electorales nos han abocado a revisar nuestra estrategia y discurso político;
ahora que volvemos a poner en cuestión si nuestras formas organizativas son las más adecuadas para hacer avanzar el proyecto socialista,  fuera bueno que hicieramos balance de cuanto hemos avanzado de Sitges (1993) hasta aquí.
Todos sabéis como estamos ahora, pocos como estábamos entonces -la fidelización de la militancia no es precisamente nuestro punto fuerte-
Os ofrezco el artículo que publiqué entonces, para vosotros mismos hagáis la resta. Obtendréis un interesante cociente.
Cinco puntos para “el cambio” del estilo de trabajo en el partido


Una reciente encuesta de DEMOSCOPIA, valoraba la opinión pública sobre distintas instituciones sociales y corporaciones profesionales. En el último lugar del ranking compartían podio la Administración de Justicia y la Clase Política.

En ese cajón de sastre, entrábamos todos, los del Gobierno y los de la Oposición; pero en tanto que Partido que lleva 11 años rigiendo los destinos del país, habrá que convenir que la responsabilidad principal es nuestra.

A pesar de que nadie debiera negamos el mérito de haber transformado ésta sociedad, elevando su nivel/calidad de vida, y reduciendo las desigualdades sociales; hay que reconocer sin ambigüedades que NO hemos sabido transmitir los valores propios de la izquierda: honestidad, altruismo social, solidaridad, justicia....

Hoy observamos con tristeza como el cuerpo social en su conjunto evalúa nuestra actividad con indiferencia, cuando no con desprecio. La coacción social hace que buena parte de nuestra militancia oculte su condición de socialista para no verse rechazado.

Si ésta es la triste realidad, vamos a las causas y a los apuntes de posibles soluciones que afectan a 5 aspectos de nuestro estilo de trabajo en el Partido:

I.- Sobre el mensaje y los mensajeros

Primero habremos de coincidir con el Primer Secretario del PSOE, en que uno de nuestros defectos es que somos malos COMUNICADORES, en tanto que transmisores de un MENSAJE que no llega al auditorio. Resulta una paradoja que se nos considere peyorativamente unos “vendedores de motos”, cuando somos tan poco eficaces en la venta/persuasión de valores sociales de izquierda.

Es una obviedad que frecuentemente olvidamos cuando decimos que la conducta personal de nuestros dirigentes COMUNICA, transmite una determinada imagen del Partido y de los militantes en su conjunto.

Durante el primer decenio de Gobierno Socialista, hemos sido acusados de arrogancia y prepotencia, como pecados políticos consustanciales a nuestra forma de ser y hacer.

En nuestras propias filas la deshumanización en el trato personal, el despotismo, la altanería, la soberbia y la estupidez, han sido en demasiadas ocasiones la norma. La simpatía, la afabilidad, la cordialidad y la educación, la excepción.

Algunos de nuestros dirigentes públicos se quejan de líderes políticos que permanentemente nos mojan la oreja, respecto a que no gestionan, no gobiernan, no paran en sus despachos y se pasan el día en la calle dando manos, hablando con la gente, haciéndose fotos con ellos, que después remiten dedicadas, p.e:(J. Pujol)

Esos mismos dirigentes han demostrado con su praxis que adoran el trabajo de oficina, de laboratorio, de diseño de grandes líneas maestras de la política, pero que al mismo tiempo les cuesta horrores bajar a la calle, mezclarse con el pueblo llano y comprobar el calado de sus ensayos.

De otros, nos da la impresión que sufren cuando se reclama su presencia en las Agrupaciones del Partido para explicar la política que vienen aplicando en la institución que regentan, o se les pide que colaboren a impartir “doctrina”, valores, principios, o a debatir con nosotros su visión privilegiada sobre la situación política. Cuando aceptan suelen venir con prisa. Sueltan su rollo y corren a encerrarse nuevamente en su urna de cristal.
Algunos nos sorprenden en un intento de amagar su propia incapacidad para las relaciones interpersonales, criticando abiertamente a los líderes que las practican. ¡Populistas! Les llaman, de forma despectiva -dícese de los que gozan de popularidad, tienen carisma, tirón, gancho electoral, se mezclan con las masas y hablan adecuando el mensaje para que éstas lo entiendan-. ¡ Qué vulgaridad ¡, piensan nuestros déspotas ilustrados.

Es tan innegable la necesidad de contar con diseñadores de ideas, de política de laboratorio, como la obligación permanente de contrastarlas en la calle, rectificándolas inmediatamente si no son aceptadas, sin tener que esperar necesariamente el duro veredicto de las urnas.

Los ideólogos suelen ser por lo general personas grises en la comunicación, tediosos, de tono monocorde, aburridos en la explicación, y laaaaaargos, muy largos en el mensaje. Esa negativa combinación hace que nuestro público más fiel desconecte a los 10 minutos, y los fieles huyan despavoridos. Y... ¿para qué sirve tan elaborado mensaje, si nadie lo escucha?

La comunicación no puede vestir de gris, y los políticos en general visten así sus cuerpos, sus caras y sus mentes.

Es grave que todavía existan altos ejecutivos políticos, que consideren que el mejor orador es el que durante más tiempo consigue mantener dormida a la clientela. Aquellos que piensan que sólo su tiempo es importante y no el nuestro.

Una cosa es ser serio y riguroso en los contenidos y otra diferente aburrido y tedioso. Dicen los chinos, que de esto saben mucho, “SI NO SABES SONREÍR, NO MONTES UNA TIENDA”.

Aunque podríamos llegar a entendernos, si repartimos papeles en función del perfil de los personajes. Unos pueden servir para diseñar “doctrina”, y otros para impartirla; pero sin perder de vista que la política ya no admite dogmas de fe.


II.- La honradez pública ha de ser y además parecer

Otro de los elementos que hace negativa la percepción social de los políticos, es la creencia general de que pretendemos aprovechar el cargo para beneficio personal; creencia que viene alimentada por siglos de historia de gobierno de la derecha. Ese elemento negativo se convirtió durante 130 años en una bandera utilizada por la izquierda para combatirla y finalmente llegar al poder en España.

El electorado hoy nos está demostrando que si a alguien no le está permitido meter mano en la cosa pública, a través del tráfico de influencias, del nepotismo o reparto de privilegios sociales, de los contratos blindados, del gratis total, en definitiva de cambalaches y trapicheos, legales o no, es a los socialistas.

Si queremos potenciar la percepción social positiva del político como vocacional del servicio público, hay que dotar los cargos públicos de un sueldo digno, que no solo interese a los profesionales mediocres, y que evite malas tentaciones. Hacer de la gestión política, una dedicación plena, de absoluta incompatibilidad con el cobro de más de una nómina, ni pública ni privada.

Hay que dotarnos de los mecanismos que permitan arrojar de nuestro entorno, de forma inmediata y ejemplarizante, a todo aquel que meta la mano. Hay que financiar a los partidos, en tanto que entidades imprescindibles de una Democracia amparados por la Constitución, de forma clara y transparente, sin complejos; una parte con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, y otra valorando el deseo de pertenencia a la Organización, elevando la cuota bancaria, obligatoria, a un mínimo de mil pesetas/mes. Estamos hablando de la nada desdeñable suma de 300 millones de pesetas/mes, a nivel estatal, desde ya.


III.- Sobre el perro del hortelano

La discusión sobre las INCOMPATIBILIDADES en nuestra Organización, es ya un tópico que lleva camino de petrificarse si no tomamos medidas ahora que podemos.

La acumulación, la duplicidad o multiplicidad de cargos Institucionales y orgánicos es una crítica que nos corroe por la base, ya que va en contra de toda filosofía de izquierdas que se precie, que potencia el crecimiento ideológico por medio de la participación y la descentralización.

Cuando nuestros líderes públicos son reclamados en las Agrupaciones para que aporten lo que ellos poseen en mayor medida que nadie: INFORMACIÓN, y alegan problemas de tiempo “de agenda” generan frustración colectiva.

Mientras hemos sido un Partido de cuadros, ha sido posible tal circunstancia. Hoy, con un Partido en desarrollo, que pretende ser de masas, el elemento acumulador de cargos, con el fin de cobrar más dietas, es visto por la Organización como un egocentrista-tapón – generalmente desconectado de la base – que hay que sacar para conseguir que fluya nueva savia. Para lograr que eclosionen todas las potencialidades personales que encierra cualquier organización social.

Los cargos ejecutivos públicos u orgánicos: los concejales, parlamentarios, congresistas o senadores que no acuden regularmente a sus sesiones de trabajo en el organismo al que pertenecen, que mantienen sus bancos vacíos, son vistos como el perro del hortelano, que ni comen, ni dejan comer. Son un impedimento para el desarrollo cualitativo de nuestro Partido, que hay que cortar en seco. Además de transmitir una pésima imagen pública de abandono de tareas, que pretendemos hacer creer a nuestros administrados que son muy importantes.

El mejor aprovechamiento de los recursos humanos, la movilización de las capacidades existentes, el reparto del trabajo, la creación de equipos en torno a cada Secretaría, la correcta canalización de energías y potencialidades, es vital para que nuestra maquinaria funcione al 100% de sus posibilidades. De paso nos vendría bien aplicar la máxima de “SI QUIERES QUE EL OCIOSO CON CAPACIDAD DEJE DE CONSPIRAR, DALE TAREA”.


IV.- Sobre la democratización y la libertad de expresión.

Como ya llevo 22 años en política, puedo afirmar con rotundidad que desde que nuestro Partido pisó moqueta, perdió buena parte de su libertad y capacidad crítica interna, por 3 motivos:

UNO) Por miedo al poder instituido, aquejado con frecuencia de la necesaria permeabilidad y tolerancia. Las Comisiones Ejecutivas, a los distintos niveles, solemos potenciar nada la crítica interna, como método creativo de avance. Por el contrario caemos con facilidad en la autocomplacencia y el triunfalismo.

Oímos con fruición a los aduladores y pelotas, y no disponemos de tiempo para escuchar a los que disienten.

DOS) Por las limitaciones sobrevenidas o impuestas explícitamente por nuestro ascendente jerárquico, cuando de éste depende, o puede depender, nuestro puesto de trabajo. El miedo es humano, pero la presión política ilegítima es inadmisible.

TRES) Por las propias autolimitaciones o censuras que muchos se imponen, a la hora de opinar libremente, al haberse hecho famoso entre nosotros el dicho de “EL QUE SE MUEVE NO SALE EN LA FOTO”. La actual o la pretendida. El problema es que a éste paso y de no rectificar, dejarán de hacernos fotos a todos.

Las cohortes de aduladores siempre fueron malas consejeras, nos alejan de la realidad y al final nos llevan al fracaso.

La crítica interna constructiva, no solo ha de depender de la valentía personal del que la ejerce, sinó que ha de ser potenciada como herramienta fundamental de contacto con los problemas reales, que nos ayude a encontrar nuestras propias deficiencias para corregirlas.


V.- Tener conciencia de nuestros pecados y cumplir penitencia

Finalmente, si se me permite un plagio parcial, a un ideólogo del PSC, nada gris y hasta divertidamente frívolo, recluido en la Moncloa, resumiré mi grito diciendo: LO ESTAMOS HACIENDO MUY MAL, PODEMOS HACERLO MUCHO MEJOR.

A la vista de los resultados que reflejan las últimas encuestas, queda claro que éste puede ser nuestro último mandato electoral. Todavía estamos a tiempo de rectificar si reconocemos nuestros pecados. El proceso es:

HACER ACTO DE CONTRICCIÓN. Analizando los errores cometidos con humildad.

DECIR LOS PECADOS AL CONFESOR. Hablar claro a nuestros votantes, asumiendo las críticas justas.

HACER FIRME PROPÓSITO DE ENMIENDA. Legislando normas externas e internas – leyes y estatutos – que contemplen los errores punibles; y hacerlos cumplir.

CUMPLIR PENITENCIA

Dejando en el LIMBO a los dirigentes de viejo cuño que den síntomas manifiestos de estar agotados física e ideológicamente, para que se regeneren y carguen pilas.

Enviando al PURGATORIO a los dirigentes que aplican el despotismo ilustrado “Todo para el Partido, pero sin el Partido”.

Arrojando a los INFIERNOS a los pocos corruptos que han conseguido poner en tela de juicio nuestros 100 años de honradez. Limpiando la propia casa antes que el juez llame a nuestra puerta.

De que la Organización logre forzar a los dirigentes que lo merezcan a cumplir la obligada penitencia, dependerá nuestra recuperación. Así se crearán vacíos y corrientes de aire que oxigenarán y revitalizarán nuestra vida política. Podemos y debemos enmendar el rumbo. Tenemos un Congreso por delante. ¿Qué mejor oportunidad?

F. Xavier Marín
Secretario de Formación Política de la C. Ejecutiva de la Federación del Baix Llobregat

 
(*)documento repartido a todos los delegados del Congreso del PSC en Sitges, publicado posteriormente en la revista ESCRITS

3 comentarios:

SEBAS dijo...

Xavier, tras leer tus reflexiones en el informe de la reunión de Sitges sobre la situación interna del PSC-PSOE, que desconocía al no ser militante, y por tanto: desde fuera, con una perspectiva de ciudadano de a pie que siempre ha votado a partidos de izquierda pero interesado por la política y los partidos, mi opinión es que estamos viviendo una situación de crisis sistémica -mundial- en el modelo que nos hemos dado de democracia participativa a nivel general -democracia occidental- y especialmente en los partidos.
Hoy, muy pocos confían -confiamos- que los partidos sean un instrumento útil, ni de cuadros, ni de masas, ni como lobbys electorales. ¿qué poder real tienen los partidos que no sea el de gestionar las migajas que le deja el "poder real" para autoalimentar su propio "pesebre"?
Tu informe, confirma mis apreciaciones desdes fuera, pero analizadas desde dentro y con una voluntad de cambio y de auto-regeración, que es un fin encomiable.
La militancia política tiene que volver a sus orígenes, verdadero activismo social por parte de los ciudadanos más concienciados, solidarios, altruistas y fraternales. Por más que busco, no encuentro esos valores entre los militantes sociales de mi alrededor y son muchos los que conozco.
Hoy, se encuentran más activistas sociales en la red, que en los partidos del sistema. Dale a un ciudadano un foro de expresión y de auto-organización y estás promoviendo un forma de lucha y de contestación; qué no olvidemos es la única forma de defensa pacífica que tenemos la gente de a pie para defendernos de tanta explotación y ladrocinio. Por ello la pregunta sería: ¿Nos sirven los partidos, pensados en el siglo XIX, como modelo de participación y acción para qienes queremos cambiar la sociedad?
Un abrazo,
Sebas

Anónimo dijo...

Artículo de absoluta actualidad. Continua siendo necesario que reflexionemos sobre estos temas, incluso más que en otras ocasiones. Es de agradecer encontrar estos puntos de reflexión para mantener vivo el debate y dar con las soluciones adecuadas.

Unknown dijo...

Sebas: Entiendo tu escepticismo respecto a los partidos políticos. Son perfectibles, manifiestamente mejorables, pero no conozco mejor forma de organizarse, y soy consecuente con ello. A pesar de mi carga crítica, milito ininterrumpidamente en la Izquierda y en sus sindicatos, desde 1968.
Las revoluciones en el Magreb, nos demuestran una vez más, que la mecha puede prender espontáneamente, fruto de las terribles condiciones de opresión de una clase sobre la otra; pero una vez derrocados los regímenes dictatoriales, ¿quien organiza; quien gobierna ¿
Los partidos fueron creados como erramientas de organización y transformación social, pero tambien como alternativas de poder, en los que se forjan, moldean y forman los futuros cuadros políticos para conformar listas en los legislativos locales, autonómicos o estatales; así como para los gobiernos respectivos, cuando esas listas obtienen la mayoria.
El mundo cicilizado no conoce otra forma mejor de organización política.
Tampoco la Democracia es un sistema político perfecto, pero no se ha inventado otro mejor, hasta ahora.