Unos enfocáis vuestra
acción hacia el cambio de la línea política; otros hacia el cambio en las
formas de democracia interna y en la composición más plural de la nueva
Comisión Ejecutiva del PSC.
Desde el punto de vista
de lo políticamente correcto, ya nadie niega que primero debemos discutir sobre
donde queremos ir (la línea política y corpus doctrinal) y sólo después
sobre quién debe conducir a ese camino,
desde la dirección.
Pero mi duda es: ¿Es
realmente esta la discusión que debemos tener, o hablamos del cambio de la
cultura organizacional. Ni en en PSC, ni en el PSOE, los militantes tenemos por
costumbre fiscalizar ni exigir a los que elegimos, que cumplan sus compromisos;
en unos casos por falta de preparación política, en otros por falta de valentía
política para ejercer la crítica. Practicamos la auto-regulación para decir sólo
lo que no pueda perjudicar nuestra “carrera política” o expectativas profesionales.
La democracia interna
está ahí, bien escrita en nuestros estatutos y códigos de conducta interna.
Atreverse a practicarla ya es cosa nuestra.
Os pondré 2 ejemplos para
intentar demostrar lo absurdo de las discusiones pre-congresuales, sólo en
clave de cambio de línea política o cambio de liderazgos personales, si después
no practicamos la democracia interna con valentía personal.
¿ Cuantos de nosotros, (y
aquí somos 60 personas motivadas y leídas) han levantado la voz en sus
asambleas de agrupación, federación, o Consell Nacional, contra la decisión de nuestro
Gobierno de aplicar una política económica radicalmente contraria a la que
aprobamos en nuestros Congresos de 2008, en el del PSOE y en el del PSC ¿
Nos acaban de decir los 3
representantes de las plataformas de INDIGNADOS de Plza. Cataluña que lo que
más les indigna de nosotros, los socialistas, es nuestra incoherencia entre lo
que prometimos y lo que practicamos desde el Gobierno y desde nuestros
discursos partidarios.
Dejar de ser acríticos,
para pasar a ser militantes activos con conocimiento de causa y criterio
propio, debiera ser el primer cambio organizacional de cara a los próximos
Congresos. Pasando a ser exigentes y reclamar con valentía, desde la coherencia
personal.
El segundo ejemplo: Los
delegados en el Congreso nos pelearemos encarnizadamente la noche del sábado al
domingo para ver quien llega a la meta,
quien consigue ser miembro de la Executiva Nal del PSC. I… ¿Eso para que nos sirve¿… ¿Cambiará
nuestra precaria situación¿
Yo os puedo asegurar,
desde mi responsabilidad instrumental de formación, que el 90% de la militancia
y la inmensa mayoría de los cuadros medios de la Organización, no tienen ni
pajolera idea de que hacen, ni cómo se llaman, la mayor parte de los miembros
de la C.E.PSC, entre ellos las secretarías de mayor impacto político en la
situación actual: Inmigración y Política Municipal, por citar sólo algunos. De
los de menor actualidad política, ni os cuento.
Entonces… ¿A quién le
sirve y para qué, ser elegido miembro de la CE, si eso, por sí sólo, si la
militancia sigue anodina, no tendrá ningún tipo de incidencia en el cambio
político que la sociedad nos está exigiendo. El cambio está en nosotros mismos,
en nuestras formas de hacer, de practicar y de exigir, desde la valentía que es
necesaria para ser coherente con tus propios principios ideológicos.
-------Hasta aquí la intervención.
Añado una sabrosa anécdota
que nos contó Oscar Rebollo, Profesor de Sociología de la UAB, presente ayer en
nuestra asamblea de plataformas.
“Cuando la Iglesia tenía curas de barrio; curas
obreros, curas que se casaban y curas de la teología de la liberación, todavía sobrevivía
la Iglesia Católica. Cuando hoy no se cubren 4.000 iglesias en España, por
falta de vocaciones (con el paro
que hay, añado yo), y solo les quedan obispos
y curia romana, ya no los salva ni Dios. Se hundirán irremisiblemente”
Es un ejemplificante aviso para navegantes. Tomemos nota.
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