A la crisis económica de 2008, le ha seguido una crisis
social y política.
Los ciudadanos han tomado conciencia de que, como le dijeron
a Clinton: “Es la economía, estúpido”
Nuestros gobernantes, en tiempos del mayor crecimiento
económico de España, no han invertido en
aumentar los mecanismos de DEMOCRACIA ECONÓMICA.
Con la crisis económica, los gobiernos del PP+CiU, están
aprovechado para desmantelar el Estado del Bienestar.
La alternativa del principal partido de la oposición, además
de venir lastrada por la falta de credibilidad
-“porqué no lo hizo vd cuando estaba en el Gobierno”, cantinela
de los miércoles con la que D. Mariano
machacaba a Rubalcaba cada semana- ha sido pobre y cobarde en propuestas que nos
reconecten con las necesidades reales de los ciudadanos que más sufren los
recortes.
Las direcciones políticas del PSOE + PSC, no lo han hecho ¿porque no quieren, o porque no saben ¿
Por ambas cosas.
Que no quieren lo demuestra el que los portavoces económicos
del Grupo Parlamentario Socialista, allí y aquí, sean conspicuos defensores del
liberalismo económico.
Que no saben, lo demuestra su falta de capacidad para saber
leer y adaptarse a los cambios sociales.
La sociedad española y catalana, está aprendiendo política a
pasos agigantados.
Entienden y hablan de política más que nunca, desde los años
de la transición (1975-1982).
La efervescencia política, fruto de la propia necesidad por
encontrar respuesta a sus problemas económicos y sociales, les ha hecho crecer.
“La necesidad que hace virtud” que decían nuestras abuelas.
Crece políticamente el conjunto social y crecen liderazgos
alternativos, ante la falta de respuesta efectiva de los partidos tradicionales.
Se está produciendo una “fractura social”,
comparable numéricamente a la “fractura digital” que se produjo con
la eclosión/exclusión de Internet, en los años 90.
Los ciudadanos han aprendido política, mucho más rápido que
los dirigentes políticos que ya habían llegado, que ya estaban instalados en la
cúspide de la pirámide institucional.
La revolución se evidencia a veces en el aumento exponencial
de manifestaciones sociales, a veces de
forma más individualizada y poco ruidosa, por medio de las redes sociales; pero
lo que es una evidencia palmaria es que la calle hierve cada día más.
Esta revolución social está exigiendo cambios radicales. En
la política económica y en las formas de participación política.
El sistema de democracia representativa, hace aguas por
todas partes. No están dispuestos a delegar su voto cada 4 años. Quieren que se
les pregunte, que se les consulte en decisiones transcendentales para el país,
para ellos. Exigen democracia participativa.
Algunos –muy pocos,
lo reconozco- desde dentro del Partido,
venimos reclamando políticas más de izquierda, en lo económico, en lo social y
en nuestras formas de auto-gobierno para con la militancia; en nuestras formas
de participación y democracia interna.
Hemos clamado en el desierto durante muchos, muchos años,
con escaso éxito de audiencia.
No reaccionaron cuando avisamos en el 95, cuando el PSOE
empezó a privatizar. Ni cuando en el 2005, nos centramos en ampliar los derechos
democráticos individuales y nos olvidamos de la democracia económica, mientras
nos dábamos golpes en el pecho diciendo aquello de “España crece económicamente por
encima de la media europea. Que se aparte Italia y nos dejen entrar en el G-8” mientras
las desigualdades sociales seguían creciendo.
No reaccionaron cuando nos quejamos internamente, en
nuestros órganos de dirección y en las asambleas, del giro radical de ZP en
2010, incumpliendo el programa de gobierno, el contrato social que le había
llevado a la Moncloa. Haciendo de “su capa un sayo”. Pasando de
consultar ni con sus ministros ni con su Ejecutiva Federal. –“cueste
lo que cueste; y me cueste lo que me cueste”- nos dijo.
Traicionó sus compromisos con la ciudadanía y nos traicionó
a nosotros, a los cientos de miles de militantes socialistas que, ido él, nos
tocaba aguantar el palo de la bandera del Socialismo.
Hizo una política de “tierra quemada”, que quemó a todos
sus sucesores, y todavía nos está quemando a nivel central, a nivel autonómico
y a nivel local. 4 años después las consecuencias de sus actos tienen a la “marca
Socialista” en la UVI.
¿Los ciudadanos han podido oir a algún dirigente socialista
de primer nivel una crítica a lo que hicimos mal, así de clara ¿
¿Hemos pedido perdón a la ciudadanía por lo que hicimos mal ¿
¿Hemos hecho “acto de constricción” como dirían
los cristianos.
Ni siquiera el lacónico “lo siento, me he equivocado, pido
perdón, no lo haré más” con el que nos obsequió el mejor fabricante de
republicanos que ha tenido España.
Y si no hemos hecho nada de todo esto, ¿Quién nos va a
creer?
Companys/es, no me enrollo más, para no hacerlo más largo,
pero concluyo con: PARA APRENDER A
HACERLO BIEN, HAY QUE SABER DESAPRENDER.
Quien no tiene la humildad suficiente, ni la visión política
para ver esto, no merece estar al frente de las filas socialistas.
Incluso, sin tener ni humildad, ni visión política; si sólo
fueran un poco leídos; aún por puro egoísmo personal inteligente, se acordarían
del viejo sofisma “Si no puedes evitar una revolución, ponte al frente”
Hemos conquistado un grandísimo logro, que acabará con los
caciquismos internos: “UN SOCIALISTA, UN VOTO”
Seamos inteligentes, seamos valientes, utilicémoslo para
elegir a los mejores. Acabemos con las direcciones de coordinación territorial,
de Reinos
de Taifas, que SÍ, han de estar, pero como “Senado” interno del
Partido, no como dirección ejecutiva, que acaba haciendo como el perro del
hortelano: Ni hacen, ni dejan hacer.
Elijamos a nuestros dirigentes por mérito y capacidad.
“Los Socialistas, cuando elegimos
a nuestros dirigentes, hemos de seleccionar a los mejores, a los más preparados
y honrados, y vigilarles cada día como si fueran unos canallas”
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