La imprudencia y falta de pericia, más una botella de vino que solo él bebió, da cuenta del nivel de responsabilidad del personaje. Si a eso le añadimos la cobardía manifiesta de salvarse, antes que salvar, tenemos una bomba de relojería que podía estallar en cualquier momento.
La responsabilidad in eligendo e in vigilando de la compañía naviera es inexcusable.
El control del equilibrio
emocional de alguien que lleva en sus manos el destino de 4.000 personas, no es
sólo culpa suya.
Existen en el mercado
test de alta fiabilidad para medir ambas cosas: el equilibrio emocional y la
valentía personal, o capacidad de reacción ante situaciones extremas, que
generan tensión y estrés.
Se producen 2 reacciones-tipo.
El estrés que eleva las pulsaciones y paraliza a los hiper-tensos, y el que las
controla y rebaja, manteniendo la cabeza fría, los hipo-tensos.
Estas reacciones son
medibles y predecibles, antes de que sucedan, y debieran ser pruebas
obligatorias para todas las profesiones de servicios de emergencia (policías,
bomberos, sanitarios) y servicios de transporte de viajeros.
Que un descerebrado como
el capitán de marras, haya producido este accidente, que deja 10 muertos, más
20 posibles, por desaparecidos; y haya puesto en peligro la vida de 4.000
personas más, sólo tiene un nombre: irresponsabilidad empresarial.
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